Todos los gemidos que tienes
pendientes.
Quiero rodearte con mis palabras
y que todas las onomatopeyas de
deseo que conozcas
salgan disparadas por tus poros
cuando el roce de mi pecho
desnudo por tu espalda
sea lo más casto que nos
propongamos en toda la noche.
Que tu sudor haga en mi piel
la más bella obra de arte
y mi alimento durante días
sea el aire que respiras en mi
boca
al pedirme entre besos que no
pare.
Y parar es lo que menos se me
ocurre
cuando tus labios me llaman
de esa maldita forma en que sólo
ellos saben
y mis manos, a veces torpes,
consiguen arrancarte de la piel
todos los gemidos que tienes
pendientes.
Estela R. G.
06 de Diciembre de 2013
06 de Diciembre de 2013
Tenía este poema en un borrador del móvil y ayer, al escribirlo en un documento de texto en el portátil, no sabía si publicarlo porque no sabía si tocarlo o dejarlo tal cual. Y al final, aquí está. Tal como me vino a la mente. Porque por una vez he decidido que se acabó el pensar. Porque por una vez he decidido que comienza el sentir. El vivir. Tal como venga. Lo que dure esta felicidad inesperada que has creado de la nada y has ido poco a poco colando por las rendijas de mi vida como la luz de un nuevo día se cuela por las persianas queriendo descubrirlo todo.
Porque nunca he deseado tanto un lunes.
Porque me arriesgaré a que me marques.
Besos con marca.