Desastres
cotidianos.
Hay gente que
con los ojos
escribe mapas en los cuerpos que se les antojan prohibidos.
Trazan las rutas que sus manos se imaginan
completando punto por punto.
Lunar por lunar.
Hay manos que
con caricias
proclaman al tacto verdades silenciosas.
Sentencias agazapadas en los labios
que no se atreven a salir.
Hay bocas que temblorosas
maquillan las noches en vela
orientándose a golpe de suspiro
con cada roce de palabra susurrada.
Hay olores que se pegan a la vida
y cuentan las historias que han conseguido
atravesar párpados incrédulos.
Corazas destruidas por el roce de un aroma en forma de memoria,
de humo de tabaco rubio como tú.
Hay mundos que están patas arriba por sólo una sonrisa
del revés.
Por una foto velada que lo dice todo
y miradas escondidas tras unas gafas de sol
que inspiran piernas cruzadas y pechos abiertos.
Hay batallas fortuitas como las arrugas que se despiertan
a ambos lados de tus labios
cuando te imagino diciéndome que no.
Pero nuestros reencuentros no lo serán nunca mientras me quede,
al menos, un poco de locura
entre tanto desastre cotidiano.
Estela R. G.
18 – IX – 2013
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Hacía mucho que no escribía algo así. Que no sentía la necesidad de acariciar las teclas sintiendo salir las palabras que se me agolpaban en el pecho. Que no me atascaba al final del poema porque ninguno de los versos que se me ocurrían eran demasiado buenos para ella. Pero es que también hacía tiempo que no se acercaba el Otoño.
Como también hace tiempo que no sé
lo que es verme reflejada en tus ojos.
Besos con marca.