Agosto entra en su recta final. Y aunque durante septiembre todavía queda verano, parece que con el fin de este mes el tiempo estival también se acaba. Recuerdo que cuando empezaba, yo le pedía a este agosto que pasase rápido porque presentía que éste iba a ser un verano horrible. Y a día de hoy, a pesar de que no todo ha sido como me gustaría, la sensación que tengo es muy positiva. Por primera vez en mucho tiempo puedo decir que estoy algo más contenta y, sobre todo, motivada.
He ido a la playa más de lo que me esperaba y tengo un colorcito que me encanta. Eso ha supuesto que mi madre, que creía que este año no pisaría la arena, también la haya podido disfrutar, así que eso también es un premio para mí. Fui tres noches a Las Colombinas, la feria grande de Huelva que conmemora la partida de Colón hacia el Nuevo Mundo. Y me lo pasé en grande. Cada noche fui con diferentes amigos viviendo la fiesta de distintas formas. Vi los conciertos de Malú y Mojinos Escozíos, bailé, canté, salté, me reí, me reencontré con gente a la que hacía tiempo que no veía, disfruté... Llevaba unos años en los que iba una noche a lo sumo, el pasado me torcí el pie nada más llegar... Y este ha sido genial, la verdad. Así que no me puedo quejar. También he estado en un concierto de Rozalén, a quien recomiendo totalmente ver en directo porque tiene un arte tremendo la tía y he probado por primera vez el sushi, que no me ha gustado nada pero al que tengo que dar otra oportunidad porque el sitio dejaba un poquito que desear. He retomado el buen hábito de pasar al menos una tarde a la semana jugando a videojuegos con uno de mis mejores amigos y también he hecho una nueva amistad que, aunque justo días después de conocerla en persona se ha ido de Erasmus nada menos que a Suecia, presiento que podríamos ser buenas amigas. (¡Hola, Irene!)
Es cierto que he descuidado un poquito el estudio, que ni de coña he llevado el buen ritmo que tuve durante abril, mayo y junio, pero sigo con la ilusión y las ganas de que una de las plazas de matrona sea mía, a poder ser en Madrid, por motivos obvios. Así que estoy convencida de que volveré a coger sin problemas la rutina de estudio cuando me ponga a ello. Ahora en septiembre sale la convocatoria y habrá que hacer papeleos y demás, con lo poco que me gustan, pero espero que todo vaya bien y saber pronto la fecha del examen para saber el tiempo real que me queda.
Y es que este mes de agosto (bueno, desde finales de julio) me he estado haciendo a otro tipo de rutina y esta vez de verdad de la buena. Estuve desde julio tomando contacto con el deporte, haciendo unas tablas en mi casa sacadas de internet, empezando a comer mejor... Pero me he apuntado a un gimnasio y el 22 de julio tuve mi primera clase de spinning. Y a partir de ahí ha sido todo un no parar. Voy a spinning y a body pump según lo que toque cada día y a pesar de querer morirme la primera semana, en cuestión de un mes he aumentado el peso que levanto en body pump y llevo casi bien del todo el ritmo del spinning. Estoy super contenta, porque además estoy teniendo muy buen rollo con la gente de la clase (somos poquitos ahora en verano) y porque bueno, me apunté obviamente para adelgazar y lo estoy consiguiendo. Apenas voy camino del tercer kilo perdido, que en un mes no está nada mal. Pero se me nota muchísimo en cuanto a volumen, lo estoy flipando, la monitora está super contenta conmigo y siempre me está animando y es una motivación tremenda. Creo que nunca me había mirado a mí misma con tan buenos ojos y había visto tan buenos progresos. Estoy comiendo muy bien y no lo estoy pasando tan mal como esperaba. Y lo mejor es en cuanto a la actitud, que eso sí que se nota. Estoy mucho más positiva, me estoy queriendo a mí misma mucho más, me encanta mirarme al espejo y ver cómo va cambiando todo, jajaja! Y es un subidón tremendo ver cómo ahora me encuentro mejor con respecto a la ropa, a mí misma... No sé, es que es todo tan positivo... Creo que lo único negativo que tiene es que me duele en el alma pedirle a mi madre los cuarenta euros que me cuesta al mes el gimnasio, pero la pobre me los da de buen grado porque me ve tan contenta y motivada (aunque me diga que me estoy quedando sin tetas y eso NO MOLA)...
Así que a la nueva temporada sólo le pido constancia. Ojalá sea capaz de mantener este ritmo, que el estudio vaya cada vez mejor, que mi cuerpo siga respondiendo tan bien a la caña que le estoy dando y que dentro de un tiempecito pueda mirar hacia atrás y darme cuenta de que todo lo que he conseguido ha sido gracias a mi esfuerzo. No sé si todo me saldrá bien, pero mi propósito de año nuevo de tomar las riendas de mi vida y dedicar este año a mí, de momento, no está yendo nada mal.
¿Y vuestro verano? ¿Os atrevéis a contarme en los comentarios? Yo por mi parte prometo intentar pasarme más a menudo por vuestros blogs en cuanto empiece con el estudio y me vuelva a estabilizar en esta rutina que si me hubieran dicho hace unos meses que llevaría tan bien, no me lo creería.
Besos con marca más mas maripósicos (¿?) y metamórficos (¡!) que nunca.
(Lo de estar malita de lo mío...
Eso no cambia, como podéis ver...)