Yo no soy una persona de quedarse con las fechas señaladas a no ser que sean cosas muy características. A mediodía me han recordado por Twitter, a modo de avalancha de tweets superchupiguays de lo que mola ser bollera y todo eso, que hoy es el día de la visibilidad lésbica. Y aquí vengo yo a exponer mi humilde opinión sobre el tema, que para eso es mi blog y me lo follo como quiero, aunque después de esto me lluevan los tan temidos unfollows. Además tengo la boca y las teclas muy calentitas después de las imágenes promocionales del programa Sálvame para (creo) esta noche y de ciertas declaraciones de cierto personaje ¿lésbico? del panorama español hace un par de semanas en dicho programa, tema del que hablaré al final. Valor y al toro:
No voy a entrar en si es necesario luchar por nuestros derechos o no (está claro que siempre que haya una situación de desigualdad de cualquier tipo lo es) o en si ser lesbiana es algo más que una orientación sexual y forma parte también de un ser político o un ente social. No por nada, sino porque cada una es libre de hacer con su cuerpo y sus circunstancias lo que desee y yo voy a ser la primera que se va a levantar frente a una injusticia o para hacer lo que pueda por mejorar su situación y las de quienes lo necesiten, siempre que esté en mi mano. No es de eso de lo que quería hablar, sino de la hipocresía por un lado y de la naturalidad por otro.
Y es que decir por Twitter que ser lesbiana es lo mejor del mundo queda muy de moderna, de liberal, de hago lo que quiero (con mi pelo) y todo eso. Pero me gustaría ver cuántas de esas mujeres y niñas, sobre todo niñas (me gustaría pensar que las que ya tienen una edad y un par de dedos de frente, sí son consecuentes con sus publicaciones), viven su sexualidad de cara al público de forma tan abierta y visible como dicen hacerlo en sus tweets (y tan abiertas como parecen estar ser). Porque el timeline de Twitter no es tu casa cuando hablas de tus amigas y tus fiestas sólo para chicas. El timeline no es hablar de "tu pareja" en el trabajo en lugar de hablar de tu novia, sin más, sin esconderlo en un eufemismo porque a ti misma te da reparo reconocerlo. El timeline son personas más o menos afines a ti a quienes tú has elegido tener ahí. No son tu familia, tus profesores, tus jefes o la gente que por la calle te va a lanzar miradas e insultos si vas de la mano de otra chica, si besas a tu mujer o si vas a empadronar a tu hijo con dos progenitoras. Eso es lo que me molesta, aunque molestar no sea quizá la palabra correcta. La hipocresía de alzar una bandera multicolor una o dos veces al año porque lo marca el calendario y las redes sociales te presionan a ello (tienes que ser la más cool y escribir el tweet más original) y esconderte luego de tu familia o dudar a la hora de nombrar por su género a la persona a la que quieres (lo cual me parece una falta de respeto tanto hacia esa persona como a ti misma).
Será que a mí no me gusta ir portando una bandera de nada salvo en los momentos en los que, por que la situación lo requiere, tienes que identificarte. En la última manifestación a la que fui me ofrecieron una bandera de un sindicato que luchaba por lo mismo que todos los que estábamos allí pero al que no estoy afiliada. Decliné amablemente la oferta igual que sí acepté portar la arcoíris y la pancarta de Triángulo en mi primera manifestación por el matrimonio igualitario porque, entre el batiburrillo de asociaciones y movimientos que se dieron lugar en aquella marcha colectiva, consideraba necesario enmarcarme dentro del colectivo al que yo representaba en ese momento. Ni más, ni menos.
Porque en mi día a día, ser lesbiana es una parte más de mí misma, igual que ser enfermera en paro, ser lectora empedernida de poemas, ser hermana de un adolescente sobrehormonado o ser coleccionista de chapas. ¿A que no voy por la calle con una bandera que diga "Orgullosa de ser enfermera"? No, y eso no significa que no lo sea. Pero sí puedo aconsejar a esa señora que siempre me encuentro en el supermercado y que hoy tiene un brazo en cabestrillo mal colocado que no favorece a su curación. O a la de la panadería, que hace poco que ha dado a luz, está dando de mamar a su hijo y no sabe que se celebran quedadas y encuentros de familias lactantes que crean una red de apoyo para que no se pierda esta práctica tan saludable. Así es como yo, sin portar ninguna pancarta, hago de agente de salud en mi vida cotidiana.
De la misma forma, cuando escucho a mi abuela expresar algún comentario erróneo sobre la homosexualidad cuando ve en la tele algún ejemplo de ella y le explico, de forma que ella lo pueda entender, cómo es la realidad; o cuando conozco a una nueva amistad y, sin mayores florituras, hablo de mi exnovia en femenino; estoy haciendo que mi homosexualidad sea visible de forma natural. Sin gritos, sin aspavientos. Sin medias cabezas rapadas, sin dejar de lado mi femineidad. Siendo como he sido siempre. Naturalmente.
Por eso, mi tuit para el hashtag de hoy de #HazteVisible ha sido el siguiente:
Estoy harta. Muy harta y muy cansada de que la gente se alce en mi nombre cuando yo no se lo he pedido. De que otras lesbianas me digan que tengo que ser visible y cómo tengo que hacerlo. De que se exija continuamente que las lesbianas "famosas" (ahora entraré más a fondo en ese entrecomillado) salgan del armario. ¿No queremos libertad? ¿Entonces por qué exigirle a nadie que haga nada que no quiere o no está preparado para hacer? ¿Porqué una mujer lesbiana que se dedica a la política tiene que llevar por bandera su orientación sexual cuando, si fuera hetero, nadie le pediría que saliera a decir que lo es? ¿Es que no nos damos cuenta (por usar el plural formalmente aunque no me incluya) de que su trabajo no es ser lesbiana y que con esas peticiones nos estamos olvidando de la libertad de cada individuo de elegir libremente cómo vivir y cómo vivirse?
Que sí... Que ya sabemos que tener referentes es importantísimo y creo que ya escribí sobre eso cuando tuve un rifirrafe tuitero con los de la FELGTB. Pero que yo quiero referentes que hayan dado la cara cuando y cómo lo sentían, no cuando otros se encargaron de ir dando patadas a los armarios. Si no, ya estoy yo para hacer del mejor referente de mí misma.
Porque... ¿Qué personajes lésbicos se os vienen a la cabeza que estén de moda actualmente en España? A mí dos: Nagore Robles y Sofía Cristo. Y creedme, me da urticaria sólo de pensar que esas dos personas puedan representarme en lo más mínimo. ¿Qué puede pensar mi abuela cuando ve esas imágenes promocionales, morbosas y denigrantes de Sálvame con Nagore diciendo lo que está sufriendo por la adicción de Sofía? ¿En serio la juventud admira y adora a una tía que ha reconocido públicamente que es adicta a no sé cuántas sustancias estupefacientes sólo por salir en la tele por ser hija de un difunto maltratador de animales yonki y una vedette? ¿De verdad queréis que a las lesbianas se nos catalogue como carne de reality show a las que lo mismo les da protagonizar peleas y lanzamientos de vasos frente a las cámaras por un tío que ir a una granja a proclamar su amor eterno a otra mujer para luego pasear su relación por todo los platós? ¿Son preguntas muy largas y complicadas o todavía llegamos a lo que quiero decir?
¡¡Yo no soy así!! Y me da muchísima vergüenza y más pena aún que una persona pueda encender la televisión y, siendo ésa la única información que tiene de las lesbianas, llegue a pensar que todas somos de esta manera. ¿Referentes así? NO, GRACIAS.
Por eso, y adelantándome un poco al artículo que he escrito para Lesbicanarias y que saldrá publicado próximamente, te pido a ti, que me estás leyendo, que seas tú misma. Que nadie te diga cuándo salir del armario, cuáles han de ser tus modelos o cómo te tienes que vestir y comportar sólo por el hecho de tener una orientación sexual determinada. Disfruta de ti misma, de lo que eres y de lo que quieras hacer con esta parte más de tu persona, sin olvidarte de que eres un ser compuesto por muchas otras facetas que te enriquecen y te hacen ser como eres. Vive este día como uno más.
Y por hoy os dejo.
Que me están hablando por el Brenda...
Que me están hablando por el Brenda...
Besos con marca.