Al final me quedo en tierra.

Y como estoy demasiado cabreada, asqueada y muchas cosas que acaban en -ada como para ponerme a escribir aquí y ahora, mejor lo dejo estar y ya se verá, que queda mucho por delante.

He dado la primera charla en un instituto. No ha estado mal, aunque como siempre hay cafres que tienen que dar la nota, lo que pasa es que nunca los había visto desde la perspectiva del "ponente", siempre desde la del "oyente". Vamos, que por primera vez me han llamado "maestra" o "profe" y he tenido que ser yo la que ha resuelto dudas, la que ha mandado a callar, la que ha controlado al grupo. Me ha gustado la experiencia, pero me he dado cuenta de que no he sacado mi carácter fuerte y he dejado que se me subieran un poco a las barbas, así que para la próxima ya estoy escarmentada. Los profesores con los que hemos dado hoy nos han atendido bastante bien, así que por ese lado también estoy contenta. Y las dinámicas que llevábamos preparadas también han salido más o menos como esperábamos, así que, para ser la primera vez no me he ido descontenta.

Hasta la semana que viene no vuelvo a tener nada de esto, así que hasta entonces quiero compaginar la lectura de dos libros que estoy llevando a la vez, prepararme mejor las sesiones siguientes, hacer un encarguito de un Bob Esponja de fieltro que tengo para Cris y su bebé y, si puedo, tocarme un poco las pelotas que no tengo. Mañana puede que también haga actualización de "Los jueves, mujeres", si me viene la inspiración. Aunque no tengo candidata así ahora mismo que me apetezca comentar, ya veremos...

Por hoy creo que no me queda más que contar. Al menos nada que me apetezca contar aquí o que os interese, ¡cotillas! Besos con mala leche marca.