7 de junio de 2007

Regalos...

Me acaban de regalar una cajita, así como con forma de cofre, de madera. Dentro, tiene unas piedras, que según quien me la ha regalado, son "traídas de cantera, a cada cual más bonita, porque las he escogido YO."

Las cajas me gustan. Las piedras "bonitas" también. He puesto buena cara y he dicho que me gusta, aunque las piedras sean más feas que un dolor y la caja no sea nada especial. Pero ya no es el hecho del regalo, que vale, todo el mundo no sabe tus gustos y no siempre se acierta... Sino que quien me las ha regalado me cae como una patada en el hígado y me la traen al pairo sus regalos... Y ya, lo que más agrava la cosa, es que el susodicho, me admira como si fuera algo grande, algo sobrenatural... 

Para mí, el mejor regalo que me podría hacer sería que dejara de venir a molestar a mi casa cada vez que le hace falta algo, ya sea dinero o que mi padre le rellene unos papeles, como está haciendo ahora. Puede que parezca cruel o insensible... Pero si tu vida la has jodido hasta el punto de que tu propia mujer, tus hijas o tu hermana no quieran saber nada de tí, no me parece correcto el ir dando pena al resto de la familia en busca de alguna limosna, alguna aprobación, algún intento de cariño... 

Si tu vida se hubiera fastidiado por culpa de otros, por un accidente del que tú no tuviste la culpa... Quizás me conmovieras un poco... Pero que tu cuerpo, tu mente, tu vida social, tu moralidad y tus creencias estén maltrechas porque en un momento de tu vida dejaras que LA DROGA te controlase, NO ME DA PENA, NO ME CONMUEVE. 

Me dan igual las influencias, las circunstancias, los avatares de la vida... Hay muchísima gente que lo pasa mal en su vida o que se rodea de gente equivocada y no por ello se han enganchado a ninguna droga. Vivir de cerca ese mundo con tres casos tan cercanos me ha hecho hacerme dura en este tema. Me ha hecho interesarme, conocer lo que pasa cuando las consumes... 

Pero sobre todo, me ha hecho saber pasar de ellas, como si fuera el peor de los males de la humanidad.  Y no es que yo me haya vuelto ahora un angelito. 

Es que con MI VIDA, NO SE JUEGA.