12 de abril de 2010

Hacerle la Cruz al CRE. Diario de un viaje.

No, no es un juego de palabras. Hacerle la cruz a Cruz Roja Emergencias es la consecuencia de la mala planificación y organización de la que han estado haciendo gala desde que llegué a la institución. Junto a otra razón de peso, me quedé sin ir al curso de ERIE de Granada por lo mismo, pero esto ha colmado ya el vaso de mi paciencia.

Llevo en casa desde ayer sábado, un poco antes de que empezase el Madrid-Barça. Tendría que haber llegado a Huelva hoy, para poco después de la hora de la cena. Me habían informado de que el curso terminaría hoy a las 14:30. Me iría después de comer a Sevilla con la misma chavala con la que viajé a Almería, con tiempo justo de coger un autobús que me devolviese a Huelva. Así que acepté el plan previsto, me preparé mi maletita el jueves, me fui a Sevilla en autobús el viernes por la mañana, me recogió C., la chica que llevaría un coche oficial de Cruz Roja hasta Almería. Dejamos su coche en la sede sevillana y cogimos camino de Almería. Yo me dejé en casa mi carnet de conducir porque pasaba de llevar un coche que no fuese el mío. Así que me chupé 4 horas y pico de copiloto, sin parar, viendo como la nota no bajaba de 120-140 y mientras cambiaba la emisora de la radio cuando no le gustaba la canción que salía. Genial. Cuando llegué a la habitación y pude orinar, el dolor de riñones que se me encajó hasta que me acosté esa noche fue curioso...

Bueno, pues estando ya instaladas en la habitación y después de haber bajado a conocer un poco el sitio y habernos tomado un chocolatito con churros en la Cafetería Coimbra (solo doy este dato porque me pareció super graciosa la camarera, por si alguno se pasa por allí... xD) nos tiramos en las camas, ella con el manual del SVAT (que por lo visto cuesta un cojón y medio, ja! pedazo manual que me he agenciao) y yo con El País del día. Entonces surgió la maravillosa conversación que me jodería el curso y todo el fin de semana.

La chica me dijo que en el horario que le habían enviado del curso, ponía que terminábamos el domingo a las 21:30. Se me encendió rápidamente la bombilla. Si el último autobús Sevilla-Huelva en sábados y domingos sale a las 21:00, ¿qué hacía yo cuando me volviese a Sevilla con C. y llegase lo menos a las 2 de la mañana? ¿Quedarme tirada en Sevilla hasta el día siguiente? ¿Hacer a alguien estar allí a esa hora? ¿Qué? Y todo eso con menos de 40€ en la cartera. Genial.

Total, que allí estaba yo, sin saber hasta el día siguiente la hora exacta a la que acabaría el curso, saliendo a cenar mirando cuidadosamente lo que gastaba, hablando por teléfono con mi madre y con mi chica para contarles lo que me estaba pasando, con un montón de frío por el puerto de Almería porque se les antojó aparcar los coches frente a la sede de Cruz Roja e ir andando hasta la zona donde teníamos el hotel, cenando de mala gana... Y para colmo, C. se puso mala y se pasó toda la noche vomitando. Así que entre que ya yo estaba con los nervios de punta y la chavala la pobre levantándose a cada poco para potar... Una noche genial.

El sábado me levanté super cansada, pero aun así me arreglé en tiempo récord. C. no quería bajar a desayunar, así que bajé yo sola y me encontré allí con el resto de voluntarios. Me pillé lo que más me gustó del buffet libre del desayuno (un buffet genial, de los mejores de desayuno que me han puesto nunca por delante) y me senté con ellos. Hacía tiempo que no desayunaba con enfermeros y hablando sobre temas tan nuestros, pero no se me quitaba de la cabeza el qué pasaría conmigo y tenía ganas ya de llegar al curso y que me dijesen con seguridad la hora de finalización. Subí a recoger a la compi, que seguía mal y nos pegamos otra vez la caminata hasta la sede.

Llegamos tarde, con el coraje tan grande que me da la impuntualidad. La primera exposición había empezado, pero le pedí a la profesora que por favor me atendiese un momento. Le pregunté mi temida duda y me confirmó mis temores. El curso terminaba a las 21:30. Perfecto.

Ni siquiera entré en la clase. Me cagué en todo lo cagable, muerto o vivo y empecé a quemarle el teléfono a mi coordinador de Cruz Roja, ese que es taaaan eficiente. Ese que no me cogía el teléfono y que me acojonó todavía más. Ese que me hizo llamar a mi madre un sábado cuando aún no eran ni las 10 de la mañana para que me ayudara a localizarlo. Ese que al rato me cogió el teléfono y que ni siquiera se disculpó. Ese que no sabía qué ofrecerme. Ese que me hizo buscarme yo misma el medio de transporte que me devolvería a mi casa. Ése.

Así que nada, con toda mi mala hostia cogí camino al hotel. Menos mal que tengo buena memoria espacial y desde la noche anterior me había quedado con el camino hasta el hotel... Todo recto hasta el Gran Almería, subir por la avenida hasta la esquina de Tous y entrar por esa bocacalle. No tenía pérdida. Llegué y le conté mi problema al recepcionista, un tío majísimo que me ayudó en todo lo que pudo. Me miró por internet trenes y buses y me imprimió toda la info que quise. Subí e hice la maleta en segundos. Me aseguré de haber metido todo, hice pis y me trinqué un par de Coca-Colas del minibar. Por eso del azúcar la glucosa y tal, que me habían dicho que las estaciones estaban lejos y una es hipoglucémica...

Total, que con la maleta a rastras, con dos posibilidades (un bus directo a Huelva y un tren hasta Sevilla), con menos dinero del necesario para cualquiera de las dos posibilidades y el acojone que esto supone, empecé a bajar la avenida de nuevo hasta donde unos policías que estaban controlando una manifestación me habían indicado. Preguntando, preguntando y andando, andando (sobre todo andando, la virgen...), llegué a la estación. Bueno, también tengo que decir que a uno de los señores a los que les pregunté si iba bien encaminada a la estación, le pedí los tres euros que me faltaban para el billete. Y no me dio nada. Sí, señores y señoritas. Como leéis. Tan putamente mal me vi el sábado que llegué a pedir dinero por la calle. Total, si allí no me conoce ni el Tato. Toda una experiencia.

En la estación me dijeron que el bus directo a Huelva era para el domingo y no me aseguraban que hubiera plazas. Es más, no me aseguraban siquiera que ese transporte existiera, a la de la ventanilla "no le sonaba". Ventanilla de Renfe. Le dije que me mirase en cuánto se me quedaba el billete con el descuento del Carnet Joven. Me rebajaban 8 euros del precio, lo que me daba para el billete y para comprarme algo de comida. No sabéis el alivio que pude sentir en ese momento. 

Eran las once de la mañana, hasta casi las tres de la tarde no salía el tren, que tardaba 5 horas y cuarto más o menos en llegar a Sevilla y tenía unos 5 euros para comer. Primero me senté un rato, para llamar a mi madre para que fuese mirando la forma de ir a buscarme a la estación de Santa Justa y para llamar a mi amiga Espe por si me podía quedar en su casa esa noche si nadie me podía recoger. Luego me acerqué al bar de la estación, pero no me convencía lo que me ofrecían para llevar. Era demasiado caro y demasiado poco para las 8 horas que tenía todavía por delante. Miré a mi alrededor y quienes más confianza me dieron fueron un par de chavalillas punkies que encontré. Les conté que me había quedado un poco tirada en Almería, que tenía poco dinero y les pregunté que dónde podía comprar algo barato para comer y que no fuese muy lejos de la estación, que tenía que ir cargando con la maleta. Me dijeron que cerca había un Mercadona y me llevaron casi hasta la puerta.

Pité al entrar en la tienda y todo el mundo se giró para mirarme. "¿Un autógrafo?" le dije a uno. Busqué a una cajera que no estuviese muy ocupada y le pregunté si me podía vigilar la maleta, le conté por encima lo que me pasaba y me dijo que sin problemas. Busqué algo para beber, algo dulce para hacer un segundo desayuno (que ya me rugían las tripas), algo salado para almorzar y un paquete de patatas Campesinas de Lays, que son mis preferidas. Fui a pagar y la chica me preguntó muy amable si había encontrado todo lo que necesitaba. Los almerienses hablan fatal y no tienen gracia, pero (menos el que no me quiso dar un euro xD) han resultado ser gente super abierta y acogedora.

Me volví para la estación, me senté de forma que tuviese vigilada la maleta y la pantalla con los horarios y me puse a jugar a la Nintendo DS hasta que se me agotó la batería. Todo el mundo me miraba raro porque soy una picada a estos juegos y estaba super metida en ello. "Mario y Sonic En Los Juegos Olímpicos" y yo venga a darle caña al stick... Luego me puse un rato con el periódico y a unos 20 minutos de que saliera mi tren, fui al baño y me acerqué al vagón donde me tocaba subir.

El resto es bastante simple. 5 horas en tren. Las cinco horas, con la música a todo trapo para matar las risotadas de un grupo de niñatillas que se sentó un par de filas hacia delante y el traqueteo del tren, me sirvieron para pensar mucho, ordenar muchas cosas en mi cabeza, hacer alguna que otra (mala) foto del paisaje, aprender cosas que no sabía leyendo el periódico y observar a un negrito que iba en la fila de al lado con la cabeza llena de rastas y que no comió nada en todo el trayecto, solo se limitó a dormir y leer de vez en cuando un libro que llevaba casi como único equipaje. Quizás cuente un poco de todo esto en alguna próxima actualización, de cómo me sentí, de qué cosas pensé...

Huelga decir que toda esta falta de información, de coordinación y de formalidad por parte del coordinador o de quien tuviera que tener todo bien atado, me hace perder todas las ganas de hacer cosas con Cruz Roja Emergencias. Me he perdido un curso que habría sido muy enriquecedor para mi formación y para mí misma. Lo he pasado mal aunque haya sido toda una experiencia y conmigo, lo ha pasado mal mi gente. Y hay una frase que me gusta.

"Fool me once, shame on you. Fool me twice, shame on me."

Y no va a haber lugar a una tercera. Besos con marca y empezad con buen pie la semana.

8 comentarios:

  1. No se sale de casa sin dinero, puede pasar cualquier cosa y que coño, que puedes dar una "rabotá" y largarte donde quieras en cualquier momento.
    Asi se aprende que hay cosas que no se pueden dejar en manos de inútiles,por muy coordinadores que sean, el próximo curso seguro que te informas bien de todo.

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  2. Así da gusto, en serio, me estás quitando las ganas de meterme en la Cruz Roja en un futuro, todos los que conozco y que están echan pestes ¬¬

    Muchos besotes y cuídate mucho, mujer!! Que vaya finde más chungo :(

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  3. Los almerienses no hablamos al, tenemos un acento distinto, otra cosa es que a ti no te mole...

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  4. Que tela tia...yo no sé como tuviste paciencia para no mandar a tomar por culo, literalmente, al coordinador...vaya tela!!

    Espero que tu semana tb vaya bien, o al menos mejor q tu finde!

    Besos wapa!

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  5. Pero nena que viajes te pegas!! No te podían hacer un ingresillo en tu tarjeta o algo??... Y vaya tela con la descoordinación, una pena que tengas que renunciar a algo que te gusta y que te pueda formar por culpa de otros... en fin, ánimos!

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  6. uala O.o pobrecilla, pero bueno, saliste airosa de todo eso

    eso sí, yo no voy a ningún lado sin la tarjeta, por si las moscas xD me da un ataque si me quedo sin dinero O.o

    tooooooda una aventura

    besitos!

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  7. Mariposa, mira el lado positivo. Has escrito la entrada mas larga del blog!!! ;b.

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  8. Bueno, los periplos que te hace sufrir la cruz roja son, como dice una amiga argentina "quijotadas". NO desesperes, dentro de cruz roja hay algo que vale la pena; los voluntarios, pero no me preguntes el momento exacto en el que mutan a incompetentes cuando les dan un puesto de responsabilidad. Como ves, yo también ando desencantada, aunque las salidas con las Alfas me apasionen.

    Es la primera vez que entro en "tus dominios" y son estupendos. Espero leer algo nuevo pronto...¡¡¡pero sin ser tan movidito!!!

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