-Todo eso me ha hecho
sentir que quizás el amor no tenga cabida en mi vida, que no estoy
hecha para compartirme con otra persona, que ya es tarde...
-Mira, Blanca... Si he
conocido a alguien que se merezca que la quieran, ésa eres tú.
Mírate. Eres inteligente, trabajadora, constante, crees en lo que
haces... Eres amable, cariñosa, buena amiga, mejor hija... Y eres
preciosa.
Blanca, que había
agachado la vista tras su último comentario, levantó la cabeza para
mirarme. La sorpresa que le produjeron mis palabras hacía que sus
ojos se vieran aún más grandes y que se apreciase perfectamente la
mezcla extraña de verde y gris que les daba color.
-Tienes unos ojos
increíbles.
Casi no me dejó
terminar. Cuando quise darme cuenta había agarrado mi cara, me había
atraído hacia la suya y me había besado. Con la misma rapidez, se
separó de mí y me pidió disculpas.
-Lo siento.
Pero a mí me había
gustado lo que había hecho. Me acerqué poco a poco a ella, poniendo
mis manos sobre las suyas, sujetándola. No se resistió. Cerró los
ojos y esperó. La besé, muy despacio. Con cada beso que acababa y
me separaba un poco de ella, Blanca se acercaba un poco más a mi
boca pidiendo más. Realmente se notaba su necesidad de sentirse
querida, de dar y recibir amor. Era un beso interminable. Ya no había
razón por la que sostener sus manos, así que me atreví a ir un
poco más allá. Tracé una línea imaginaria en su cuerpo. Sin dejar
de besarla acaricié su pelo, bajé por su cuello, sus pechos. Oh, su
pecho. Subía y bajaba, su respiración estaba cada vez más agitada
y se me metía en la boca con cada uno de sus suspiros.
Entonces fue cuando
supongo que sobrepasé el límite que ella sola había establecido.
Cogí su camisa y la subí lentamente a la vez que acariciaba su
espalda. Ya empezaba a sobrar tela entre nosotras. Se separó de mí
bruscamente.
-Esto no está bien.
Se levantó del sofá y
se fue a su habitación negando constantemente con la cabeza. Me
levanté para seguirla y saber qué le pasaba.
-¡Joder, Blanca,
esp...!
Un portazo me cortó la
frase y el camino. Volví a sentarme en el sofá con el mal cuerpo y
el calentón. En esta típica postura de preocupación en la que te
sientas, pones los codos sobre las rodillas y la cabeza entre las
manos, mirando al suelo. Sólo podía pensar en perder la gran
relación que me unía con Blanca por lo que acababa de pasar.
-Mierda, ¡pero si ha
sido ella!
Pasé un rato así, con
la cabeza ardiéndome de ideas. Ni la vi ni la oí llegar, pero de
pronto tenía frente a mí a una Blanca en ropa interior que me
empujó hacia atrás contra el sofá, se puso a horcajadas sobre mí
y comenzó a besarme de nuevo. Me quitó la camiseta y se detuvo un
momento a observar mis pechos mientras sonreía. Todas sus reacciones
daban a entender que aquello era nuevo para ella y lo cierto es que
siempre hablaba de sus antiguos amores en masculino.
Bastó un "vamos"
acompañado de un gesto de mi cabeza para llevarla a mi habitación.
La tumbé sobre mí en la cama, en un intento de darle más
confianza, de que sintiera que ella podía dominar la situación. Me
deshice del sujetador mientras ella me besaba e iniciaba un leve
baile arriba-abajo de caderas entre mis piernas. Acabé con las dos
prendas que nos quedaban y aproveché que se había relajado un poco
para darle la vuelta a la situación, poniéndome yo sobre ella. Ya
era mía, era lo que quería.
Besé y mordí todo su
pecho mientras ella se entretenía en acariciar mi pelo o mi espalda.
Las piernas perfectamente entrelazadas y las caderas al mismo compás.
Pensé que a pesar de todo no lo hacía mal y quise recompensarla
bajando una de mis manos hasta su sexo. Escuché salir el primer
gemido de su boca. Ella, que siempre era tan comedida. Debió
sorprenderse a sí misma y se afanó en buscar todo el tiempo mi boca
para besarme y acallar la suya. Yo la rehuía, mirándola a los ojos,
mordiendo su cuello, besándola aquí y allá sin dejar de
masturbarla. La notaba estremecerse en mis manos, en mis piernas.
Sabía que no podía hacer nada más que rendirse al placer y clavaba
sus dedos en mis piernas mientras seguía el ritmo de mis
movimientos.
Cuando comenzó a temblar
y ahogar sus propios gemidos, entendí que para seguir con aquello
tenía que darle una tregua. Si en cualquier otro momento a Blanca le
costaba soltarse, en estas situaciones su autocontrol se magnificaba.
Volví a acercarme a sus labios y me besó con fuerza. El orgasmo no
tardó en llegar. Lo curioso es que yo también estaba bastante
excitada por el roce de su pierna, casi no había reparado en mí
misma al estar tan pendiente del disfrute Blanca y me corrí segundos
después de que lo hiciera ella. Ni en mis mejores polvos.
Algo común en las
mujeres heterosexuales que se acuestan con otra mujer es que se
maravillan por los pechos que tienen delante. Parece que ellas no
tengan un par o no hayan visto unos en su vida, pero que se deleiten
curioseando y acarciándolos hasta que tú te duermes tampoco es algo
malo. De hecho, creo que no conozco mejor forma de quedarse dormida.
A la mañana siguiente,
Blanca ya no estaba en mi cama. No sé en qué momento se marchó,
pero era una reacción que no me sorprendía. Me vestí y fui sin
hacer ruido hasta su habitación, quería ver si dormía tranquila o
si no solo se había ido de mi cama, sino de la casa. Para mi
sorpresa, estaba plácidamente durmiendo desnuda. Me detuve a ver su
piel rosácea, sus huesos marcados bajo ésta, su pecho pequeño. El
despertador rompió la magia del momento. Blanca se giró para
apagarlo y me vio allí parada, tapándome la boca en un gesto de
sorpresa.
-"No es justo."
- dijo.
-"¿Qué no es
justo?" - respondí sin entender nada.
-"Tú llevas
ropa..."
Ambas sonreímos, yo sin
dejar de admirar el cuerpo que tenía delante y ella algo ruborizada,
como si no se creyese lo que acababa de decir. Me quité todo lo que
llevaba puesto. Le dije muy bajito:
-"Ahora ya no hay
desventaja."
Me tendió una mano y me
tumbé junto a ella en su cama, tapándome con las sábanas. Me rodeó
con sus brazos y sus piernas, sin dejar de mirarme fijamente a los
ojos. Su mirada era nueva para mí. Nunca la había visto así. Cerré
los ojos mientras me besaba. Era un labio a labio, sin lengua, como
si quisiera atrapar cada uno de mis labios, comérselo. Los besos se
fueron tornando más profundos a la par que me colocaba sobre ella,
todo mi cuerpo sobre el suyo, con sus cuatro miembros atados a mí.
-"¿Qué me has
hecho?" -
dijo entre besos.
Me separé de su boca,
apoyándome sobre mis manos en el colchón. Otra vez tenía sus ojos
clavados en los míos, con ese mirar que estaba descubriendo por
primera vez.
-"Solo te estoy
dando lo que llevas tanto tiempo buscando."
Sus manos se soltaron de
mi espalda para apartar todo el pelo de mi cara, como si quisiera
descubrir algo más que no hubiese dicho con palabras. Aproveché mi
postura para emprender un movimiento de caderas sobre su pubis al que
ella respondió estrechando más el cerco que había formado
alrededor de mi cuerpo. Ya no se censuraba como en la noche anterior.
Suspiraba al principio, gemía después, cuando sus manos dejaron de
arañar mi espalda para caer rendidas sobre la cama. Parecía estar
totalmente poseída por el placer. Gemía, se arqueaba, se mordiá el
labio inferior. No quedaba ya nada de la antigua contención con la
que respondía al sexo, pero su aguante aún tenía que mejorar y
lanzó un último gemido, largo, envuelto en sudor.
Me tumbé de nuevo sobre
ella, besándola, casi sin dejarla respirar. Ahora era yo quien
abrazaba su cuerpo cansado, quien se aferraba a él. Pero ella seguía
inmóvil, los ojos cerrados y respondiendo a duras penas a mis besos.
Como no podía verme, sonreí y me tumbé a su lado, quedando ambas
tendidas boca arriba sobre la cama. Me acerqué un poco para hablarle
al oído.
-"No sólo te
mereces que te quieran. También tienen que amarte, hacerte
disfrutar."
-"Gracias."
-"No tienes que
darlas. Esto sólo se agradece siendo devuelto de la misma forma."
Se giró y me sonrió
mirándome a los ojos. Le devolví la sonrisa e hizo que me volviese
de espaldas a ella para acoplarse a la forma de mi cuerpo, apoyar su
cabeza en mi espalda y volver a estar atrapada por sus brazos y sus
piernas. Tampoco me podía quejar, aquello me encantaba.
Permanecimos así no
recuerdo cuánto tiempo. Supongo que, creyéndome dormida, empezó a
hablarme entre susurros con toda sinceridad sobre sus miedos y dudas:
-"Dónde has
estado todo este tiempo, dime. Por qué he tenido que tardar tanto en
descubrirte. Por qué he estado callada tanto tiempo, viéndote aquí
día a día sin decirte nada. Y qué va a pasar ahora. Hacía tanto
que nadie me tocaba de esta forma... No, qué va, nunca nadie me ha
tocado de esta forma. Nadie me ha hecho sentirme tan deseada y libre
a la vez... Es todo tan nuevo pero me siento tan cómoda a la vez.
Ay, por dios, no me dejes nunca..."
Un beso se posó en mi
espalda y toda mi piel se erizó. Para mí también era la primera
vez. La primera vez que alguien se mostraba tan abiertamente frágil
ante mí, la primera vez que me sentía correspondida por Blanca. Sí,
yo también la quería, ¡cómo no iba a quererla! Era imposible no
enamorarse de alguien como ella teniéndola cada día junto a ti,
conociéndola como la conocía de tantas noches de chocolate y charla
hasta la madrugada.
-"Blanca."
-"¿Cuánto
llevas escuchando?" - dijo con asombro.
-"Escúchame tú
ahora. - Dejó mi cuerpo más
suelto y me pude poner frente a su nuevos ojos una vez más.
-"Llevamos casi dos años viviendo juntas y hace un tiempo que
empecé a tener reparos en dejar entrar a mujeres en mi cama. No
tendría que haber problemas, ya habías visto la misma escena antes,
pero ahora me importaba más lo que pensaras. Si no te he dicho nada
antes es porque daba por sentado de que tú no... Que no eres...
Bueno, ya me entiendes."
-"Ya, lo sé, lo
sé... Y creo que precisamente este tiempo viviendo contigo, viéndote
ser como eres, viéndote tratar a las chicas que venían a casa, ha
sido lo que me ha hecho enamorarme de ti de una forma como nunca lo
había hecho antes de nadie. Me estás haciendo ver la vida de otra
manera, entender muchas cosas que de otra forma jamás hubiera
descubierto. Ahora no sólo sé lo que es leer cómo se aman dos
mujeres o verlo en televisión. Siempre me decías que era precioso
pero no podía imaginarlo. Ahora sé que es más que eso. Es
increible y a la vez tan natural.."
-"Lo que no es
nuevo es cuánto hablas." -dije
cortándola.
Y mientras se reía a
carcajadas pude comprobar que aquella estrenada mirada que había
descubierto esa mañana, no había hecho más que instalarse para
siempre en sus ojos.
Estela R. G.
Julio-Octubre de 2010
Dios mio de mi vida mariposa... Como me ha gustado leer esto... y encima no sabías si publicarlo o no... queremos (quiero) más!!!! xDDDDD!!!
ResponderEliminarEn serio, casi me corro yo y todo (que bulgaridad acabo de soltar... ^^).
Buena historia, muy bien relatada. Me ha encantado.
PD. Yo también quiero una "Blanca" en mi vida... :)
¡Qué bien escribes! Muy bonito el relato; y muy subidito de tono...XD (me dejaste aguantando la respiración en algunos párrafos). ¡Felicidades! y gracias por compartirlo.
ResponderEliminar... la verdad es que me has dejao sin palabras... y prefiero no comentar ya que no estaría a la altura de ese gran relato !!
ResponderEliminarSolo te puedo pedir más y más, jeje. ;)
Esto... es... Porno! jaja
ResponderEliminarNo mujer, es coña. Me sumo a los elogios superiores sobre este relato. Ay si alguna que otra hetero supiera...
¡¡¡QUEREMOS MÁS!!!
Cómo escribes mariposa... haces que no pueda dejar de leer ni un momento!
ResponderEliminarEspero que haya más!! Queremos MAS!! jajaja
Besos!! ^^
wow..
ResponderEliminarsi, yo tambien solo te puedo pedir que escribas MAS (:
saludos ^^
Y que te comento yo ahora... pues que me ha encantado el relato...
ResponderEliminarUn besote
Wow, preciosooooo, haste un libro!!
ResponderEliminarPues es genial^^ Tan erótico y romántico a la vez... Me ha gustado mucho, fermeritabollito^^
ResponderEliminarBesotes!!!!
El hacer bien el relato erótico es un arte. Artista! jeje
ResponderEliminarFelicidades!! Escribes muy bien, tienes que seguir:)
ResponderEliminarBesitos!
Lola Bluu
... y este es un buen momento para una ducha xD
ResponderEliminarcoñas aparte xD, es un relato precioso :) muy bien escrito además! y entre el romanticismo y el erotismo bien relatado, te ha quedado redondo
me ha gustado un montón ^^ (y me trae recuerdos también xD de la primera vez y eso)
un besito!
Buff! no tengo palabras...
ResponderEliminarunfortunately I can't speck Spansish, but thanks for your birthdaywishes! =)
ResponderEliminarVicky
(new post: BV shootings & follow me)
joder joder joder joder! pero que bonito! qe me ha encantado eh? genial vaya !
ResponderEliminarque bonitooooo amar y ser amado, sea quien sea la persona, descubrir nuevas cosas y con eso el amor :)
Un beso enormeeeeee! por cierto, ya te sigo en twitter jiji (K)
Ay niña, que escribes muy bien ficciones...Aunque yo soy más de fricciones xDDD
ResponderEliminarbss
Muy buen relato! me ha recordado a la pelicula Habitación en Roma, aunque no tenga casi nada que ver.
ResponderEliminarPor cierto, Estela, échale un vistazo a la pelicula Juno, la que comenté en el blog. Tengo la impresión de que te gustará.
Un besote!
Ahora que hace tiempo que nadie comenta esta entrada. Ahora que se ha añejado como un buen vino. Ahora que se me acaba el tiempo, antes de que de tan tarde sea ya imposible: ¡me gusta como escribes y describes! Un beso. Solo
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