10 de octubre de 2010

Ficciones. (I)


-Todo eso me ha hecho sentir que quizás el amor no tenga cabida en mi vida, que no estoy hecha para compartirme con otra persona, que ya es tarde...

-Mira, Blanca... Si he conocido a alguien que se merezca que la quieran, ésa eres tú. Mírate. Eres inteligente, trabajadora, constante, crees en lo que haces... Eres amable, cariñosa, buena amiga, mejor hija... Y eres preciosa.

Blanca, que había agachado la vista tras su último comentario, levantó la cabeza para mirarme. La sorpresa que le produjeron mis palabras hacía que sus ojos se vieran aún más grandes y que se apreciase perfectamente la mezcla extraña de verde y gris que les daba color.

-Tienes unos ojos increíbles.

Casi no me dejó terminar. Cuando quise darme cuenta había agarrado mi cara, me había atraído hacia la suya y me había besado. Con la misma rapidez, se separó de mí y me pidió disculpas.

-Lo siento.

Pero a mí me había gustado lo que había hecho. Me acerqué poco a poco a ella, poniendo mis manos sobre las suyas, sujetándola. No se resistió. Cerró los ojos y esperó. La besé, muy despacio. Con cada beso que acababa y me separaba un poco de ella, Blanca se acercaba un poco más a mi boca pidiendo más. Realmente se notaba su necesidad de sentirse querida, de dar y recibir amor. Era un beso interminable. Ya no había razón por la que sostener sus manos, así que me atreví a ir un poco más allá. Tracé una línea imaginaria en su cuerpo. Sin dejar de besarla acaricié su pelo, bajé por su cuello, sus pechos. Oh, su pecho. Subía y bajaba, su respiración estaba cada vez más agitada y se me metía en la boca con cada uno de sus suspiros.

Entonces fue cuando supongo que sobrepasé el límite que ella sola había establecido. Cogí su camisa y la subí lentamente a la vez que acariciaba su espalda. Ya empezaba a sobrar tela entre nosotras. Se separó de mí bruscamente.

-Esto no está bien.

Se levantó del sofá y se fue a su habitación negando constantemente con la cabeza. Me levanté para seguirla y saber qué le pasaba.

-¡Joder, Blanca, esp...!

Un portazo me cortó la frase y el camino. Volví a sentarme en el sofá con el mal cuerpo y el calentón. En esta típica postura de preocupación en la que te sientas, pones los codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos, mirando al suelo. Sólo podía pensar en perder la gran relación que me unía con Blanca por lo que acababa de pasar.

-Mierda, ¡pero si ha sido ella!

Pasé un rato así, con la cabeza ardiéndome de ideas. Ni la vi ni la oí llegar, pero de pronto tenía frente a mí a una Blanca en ropa interior que me empujó hacia atrás contra el sofá, se puso a horcajadas sobre mí y comenzó a besarme de nuevo. Me quitó la camiseta y se detuvo un momento a observar mis pechos mientras sonreía. Todas sus reacciones daban a entender que aquello era nuevo para ella y lo cierto es que siempre hablaba de sus antiguos amores en masculino.

Bastó un "vamos" acompañado de un gesto de mi cabeza para llevarla a mi habitación. La tumbé sobre mí en la cama, en un intento de darle más confianza, de que sintiera que ella podía dominar la situación. Me deshice del sujetador mientras ella me besaba e iniciaba un leve baile arriba-abajo de caderas entre mis piernas. Acabé con las dos prendas que nos quedaban y aproveché que se había relajado un poco para darle la vuelta a la situación, poniéndome yo sobre ella. Ya era mía, era lo que quería.

Besé y mordí todo su pecho mientras ella se entretenía en acariciar mi pelo o mi espalda. Las piernas perfectamente entrelazadas y las caderas al mismo compás. Pensé que a pesar de todo no lo hacía mal y quise recompensarla bajando una de mis manos hasta su sexo. Escuché salir el primer gemido de su boca. Ella, que siempre era tan comedida. Debió sorprenderse a sí misma y se afanó en buscar todo el tiempo mi boca para besarme y acallar la suya. Yo la rehuía, mirándola a los ojos, mordiendo su cuello, besándola aquí y allá sin dejar de masturbarla. La notaba estremecerse en mis manos, en mis piernas. Sabía que no podía hacer nada más que rendirse al placer y clavaba sus dedos en mis piernas mientras seguía el ritmo de mis movimientos.

Cuando comenzó a temblar y ahogar sus propios gemidos, entendí que para seguir con aquello tenía que darle una tregua. Si en cualquier otro momento a Blanca le costaba soltarse, en estas situaciones su autocontrol se magnificaba. Volví a acercarme a sus labios y me besó con fuerza. El orgasmo no tardó en llegar. Lo curioso es que yo también estaba bastante excitada por el roce de su pierna, casi no había reparado en mí misma al estar tan pendiente del disfrute Blanca y me corrí segundos después de que lo hiciera ella. Ni en mis mejores polvos.

Algo común en las mujeres heterosexuales que se acuestan con otra mujer es que se maravillan por los pechos que tienen delante. Parece que ellas no tengan un par o no hayan visto unos en su vida, pero que se deleiten curioseando y acarciándolos hasta que tú te duermes tampoco es algo malo. De hecho, creo que no conozco mejor forma de quedarse dormida.

A la mañana siguiente, Blanca ya no estaba en mi cama. No sé en qué momento se marchó, pero era una reacción que no me sorprendía. Me vestí y fui sin hacer ruido hasta su habitación, quería ver si dormía tranquila o si no solo se había ido de mi cama, sino de la casa. Para mi sorpresa, estaba plácidamente durmiendo desnuda. Me detuve a ver su piel rosácea, sus huesos marcados bajo ésta, su pecho pequeño. El despertador rompió la magia del momento. Blanca se giró para apagarlo y me vio allí parada, tapándome la boca en un gesto de sorpresa.

-"No es justo." - dijo.

-"¿Qué no es justo?" - respondí sin entender nada.

-"Tú llevas ropa..."

Ambas sonreímos, yo sin dejar de admirar el cuerpo que tenía delante y ella algo ruborizada, como si no se creyese lo que acababa de decir. Me quité todo lo que llevaba puesto. Le dije muy bajito:

-"Ahora ya no hay desventaja."

Me tendió una mano y me tumbé junto a ella en su cama, tapándome con las sábanas. Me rodeó con sus brazos y sus piernas, sin dejar de mirarme fijamente a los ojos. Su mirada era nueva para mí. Nunca la había visto así. Cerré los ojos mientras me besaba. Era un labio a labio, sin lengua, como si quisiera atrapar cada uno de mis labios, comérselo. Los besos se fueron tornando más profundos a la par que me colocaba sobre ella, todo mi cuerpo sobre el suyo, con sus cuatro miembros atados a mí.

-"¿Qué me has hecho?" - dijo entre besos.

Me separé de su boca, apoyándome sobre mis manos en el colchón. Otra vez tenía sus ojos clavados en los míos, con ese mirar que estaba descubriendo por primera vez.

-"Solo te estoy dando lo que llevas tanto tiempo buscando."

Sus manos se soltaron de mi espalda para apartar todo el pelo de mi cara, como si quisiera descubrir algo más que no hubiese dicho con palabras. Aproveché mi postura para emprender un movimiento de caderas sobre su pubis al que ella respondió estrechando más el cerco que había formado alrededor de mi cuerpo. Ya no se censuraba como en la noche anterior. Suspiraba al principio, gemía después, cuando sus manos dejaron de arañar mi espalda para caer rendidas sobre la cama. Parecía estar totalmente poseída por el placer. Gemía, se arqueaba, se mordiá el labio inferior. No quedaba ya nada de la antigua contención con la que respondía al sexo, pero su aguante aún tenía que mejorar y lanzó un último gemido, largo, envuelto en sudor.

Me tumbé de nuevo sobre ella, besándola, casi sin dejarla respirar. Ahora era yo quien abrazaba su cuerpo cansado, quien se aferraba a él. Pero ella seguía inmóvil, los ojos cerrados y respondiendo a duras penas a mis besos. Como no podía verme, sonreí y me tumbé a su lado, quedando ambas tendidas boca arriba sobre la cama. Me acerqué un poco para hablarle al oído.

-"No sólo te mereces que te quieran. También tienen que amarte, hacerte disfrutar."

-"Gracias."

-"No tienes que darlas. Esto sólo se agradece siendo devuelto de la misma forma."

Se giró y me sonrió mirándome a los ojos. Le devolví la sonrisa e hizo que me volviese de espaldas a ella para acoplarse a la forma de mi cuerpo, apoyar su cabeza en mi espalda y volver a estar atrapada por sus brazos y sus piernas. Tampoco me podía quejar, aquello me encantaba.

Permanecimos así no recuerdo cuánto tiempo. Supongo que, creyéndome dormida, empezó a hablarme entre susurros con toda sinceridad sobre sus miedos y dudas:

-"Dónde has estado todo este tiempo, dime. Por qué he tenido que tardar tanto en descubrirte. Por qué he estado callada tanto tiempo, viéndote aquí día a día sin decirte nada. Y qué va a pasar ahora. Hacía tanto que nadie me tocaba de esta forma... No, qué va, nunca nadie me ha tocado de esta forma. Nadie me ha hecho sentirme tan deseada y libre a la vez... Es todo tan nuevo pero me siento tan cómoda a la vez. Ay, por dios, no me dejes nunca..."

Un beso se posó en mi espalda y toda mi piel se erizó. Para mí también era la primera vez. La primera vez que alguien se mostraba tan abiertamente frágil ante mí, la primera vez que me sentía correspondida por Blanca. Sí, yo también la quería, ¡cómo no iba a quererla! Era imposible no enamorarse de alguien como ella teniéndola cada día junto a ti, conociéndola como la conocía de tantas noches de chocolate y charla hasta la madrugada.

-"Blanca."

-"¿Cuánto llevas escuchando?" - dijo con asombro.

-"Escúchame tú ahora. - Dejó mi cuerpo más suelto y me pude poner frente a su nuevos ojos una vez más. -"Llevamos casi dos años viviendo juntas y hace un tiempo que empecé a tener reparos en dejar entrar a mujeres en mi cama. No tendría que haber problemas, ya habías visto la misma escena antes, pero ahora me importaba más lo que pensaras. Si no te he dicho nada antes es porque daba por sentado de que tú no... Que no eres... Bueno, ya me entiendes."

-"Ya, lo sé, lo sé... Y creo que precisamente este tiempo viviendo contigo, viéndote ser como eres, viéndote tratar a las chicas que venían a casa, ha sido lo que me ha hecho enamorarme de ti de una forma como nunca lo había hecho antes de nadie. Me estás haciendo ver la vida de otra manera, entender muchas cosas que de otra forma jamás hubiera descubierto. Ahora no sólo sé lo que es leer cómo se aman dos mujeres o verlo en televisión. Siempre me decías que era precioso pero no podía imaginarlo. Ahora sé que es más que eso. Es increible y a la vez tan natural.."

-"Lo que no es nuevo es cuánto hablas." -dije cortándola.

Y mientras se reía a carcajadas pude comprobar que aquella estrenada mirada que había descubierto esa mañana, no había hecho más que instalarse para siempre en sus ojos.


Estela R. G.
Julio-Octubre de 2010

18 comentarios:

  1. Dios mio de mi vida mariposa... Como me ha gustado leer esto... y encima no sabías si publicarlo o no... queremos (quiero) más!!!! xDDDDD!!!

    En serio, casi me corro yo y todo (que bulgaridad acabo de soltar... ^^).

    Buena historia, muy bien relatada. Me ha encantado.

    PD. Yo también quiero una "Blanca" en mi vida... :)

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué bien escribes! Muy bonito el relato; y muy subidito de tono...XD (me dejaste aguantando la respiración en algunos párrafos). ¡Felicidades! y gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  3. ... la verdad es que me has dejao sin palabras... y prefiero no comentar ya que no estaría a la altura de ese gran relato !!
    Solo te puedo pedir más y más, jeje. ;)

    ResponderEliminar
  4. Esto... es... Porno! jaja
    No mujer, es coña. Me sumo a los elogios superiores sobre este relato. Ay si alguna que otra hetero supiera...
    ¡¡¡QUEREMOS MÁS!!!

    ResponderEliminar
  5. Cómo escribes mariposa... haces que no pueda dejar de leer ni un momento!
    Espero que haya más!! Queremos MAS!! jajaja
    Besos!! ^^

    ResponderEliminar
  6. wow..

    si, yo tambien solo te puedo pedir que escribas MAS (:

    saludos ^^

    ResponderEliminar
  7. Y que te comento yo ahora... pues que me ha encantado el relato...

    Un besote

    ResponderEliminar
  8. Wow, preciosooooo, haste un libro!!

    ResponderEliminar
  9. Pues es genial^^ Tan erótico y romántico a la vez... Me ha gustado mucho, fermeritabollito^^

    Besotes!!!!

    ResponderEliminar
  10. El hacer bien el relato erótico es un arte. Artista! jeje

    ResponderEliminar
  11. Felicidades!! Escribes muy bien, tienes que seguir:)

    Besitos!

    Lola Bluu

    ResponderEliminar
  12. ... y este es un buen momento para una ducha xD

    coñas aparte xD, es un relato precioso :) muy bien escrito además! y entre el romanticismo y el erotismo bien relatado, te ha quedado redondo

    me ha gustado un montón ^^ (y me trae recuerdos también xD de la primera vez y eso)

    un besito!

    ResponderEliminar
  13. unfortunately I can't speck Spansish, but thanks for your birthdaywishes! =)

    Vicky
    (new post: BV shootings & follow me)

    ResponderEliminar
  14. joder joder joder joder! pero que bonito! qe me ha encantado eh? genial vaya !
    que bonitooooo amar y ser amado, sea quien sea la persona, descubrir nuevas cosas y con eso el amor :)

    Un beso enormeeeeee! por cierto, ya te sigo en twitter jiji (K)

    ResponderEliminar
  15. Ay niña, que escribes muy bien ficciones...Aunque yo soy más de fricciones xDDD

    bss

    ResponderEliminar
  16. Muy buen relato! me ha recordado a la pelicula Habitación en Roma, aunque no tenga casi nada que ver.

    Por cierto, Estela, échale un vistazo a la pelicula Juno, la que comenté en el blog. Tengo la impresión de que te gustará.

    Un besote!

    ResponderEliminar
  17. Ahora que hace tiempo que nadie comenta esta entrada. Ahora que se ha añejado como un buen vino. Ahora que se me acaba el tiempo, antes de que de tan tarde sea ya imposible: ¡me gusta como escribes y describes! Un beso. Solo

    ResponderEliminar

Butt ♥ feedback.