¡¡GA--ES!!

Ante todo, agradecer a todos lo que se han pasado por aquí o por el fotolog y que se han preocupado por mí. Gracias, de verdad. Da subidón volver aquí después de cinco días sin entrar y ver que hay gente que, de algún modo "te echa de menos" o "se preocupa por ti". Ahora viene la explicación, que no sé si quedará larga o corta, si tendrá intensidad o no y si seré capaz de reflejarla tal y como la he vivido. 

El sábado, después de comer, tiré para Urgencias. Llegué a las 16:30. Me harté de esperar y no me vieron hasta las 19:30. Ya estaba desesperada, super nerviosa, tenía todos los músculos de mi cuerpo contraídos, estaba mareada, ya se me estaba quedando dormida también más parte de la cabeza y alrededor del ojo. Añadámosle que no oía por un oído y quedará una mezcla homogénea de rabia, nervios, desesperación y ganas de llorar. Me atiende una médica super joven, que se empeña en que lo que tengo es migraña. A ver, gilipollas: NO OIGO. No me duele nada, veo relativamente bien, por lo que NO puede ser una migraña. Si las migrañas cursan con bastante dolor y con la sensación de ver como "estrellitas" y "lucecitas"... (Ok, no confundir ahora una migraña con haberse tomado un tripi...) 

Llama a un neurólogo. "Vamos bien", pienso, "ha hecho algo a derechas..." Me hace una exploración de sensibilidad en las zonas que tenía dormidas, comparándolas con el otro lado de la cama (ok, no, de la CARA). Me hace apretarle las manos para ver la fuerza (yo le hubiera apretado otra cosa, no estaba nada mal...), me hace segur una lucecita con los ojos... Me dice que la sordera podría tener cierto componente neurológico y que me tiene que ver un otorrino. (Otorrino me suena feo. La palabra, digo. Me recuerda a tonto, a gorrino, a ornitorrinco). Tuve que esperarlo bastante rato a que llegara. Me hizo unas pruebecillas auditivas con unos aparatos de metal que chocaba y producían sonidos. Nada de nada por el oído derecho. Pone cara seria. 

Otorrino: -"Stella... Te vamos a ingresar. Esto puede ser grave y necesitas un tratamiento por vía intravenosa para intentar recuperar todo lo que se pueda de audición... Es algo serio y difícil, porque al haber perdido el 100% no sabemos si recuperarás algo..." 

Yo: Cara desencajada. Me pongo a llorar. -"Nada, está bien... Si es lo necesario... Pero joder, no, no es buen momento para ingresarme, no me lo puedo permitir..." 

Conversaciones varias con mi madre y el otorrino sobre que la salud es lo más importante, que ya habrá tiempo y todo eso, mientras esperamos a que venga un enfermero a cogerme una vía y me meta el primer chute de Urbasón. Puta vía, qué dolor. Ahora sé lo que se siente "desde el otro lado de la Enfermería". Espero un rato a que me den cama mientras le hago a mi madre una lista con las cosas que quería que me trajese de casa. Al final resultaron demasiadas y muchas ni las usé. Pero nunca antes había estado ingresada ni sabía los días que iba a estar... Yo ya me hice ilusiones... Le pregunté al celador si me ingresarían en neurología. "¡La enfermera buenorra, la enfermera buenorra!", pensaba yo. No. Le pregunté si me ingresarían en otorrinolaringología. "Estaré cuidada por Maxi (un compi de clase)". Tampoco, no había camas. Me ingresan en la unidad de nefrología y oftalmología, con un montón de gente que no ve bien, que no mea bien y con enfermeras acostumbradas a tratar con esos dos tipos de pacientes que no tienen ni idea de lo que me pasa y que no saben por qué me ponen la mitad de los medicamentos que me están poniendo. Genial.  

Y nada, he pasado unos cinco días de mierda, super floja, mareada, escuchando en mono, sin dormir bien, sin ver la tele, comiendo mierda casi todos los días, chutándome en vena y empastillada perdía... También con análisis de sangre, poniéndome el termómetro tres o cuatro veces al día, tomándome la tensión, que si audiometrías, que si resonancia magnética, que si microscopio en la oreja... Uff, he acabado super mal de los nervios, en serio... Los tres últimos días me he hartado de llorar, no soportaba más el estar allí encerrada... Y eso que he tenido muchas visitas, he pasado por dos compañeras de habitación estupendas con las que hablaba y nos hacíamos compañía, he tenido libros para leer y apuntes para estudiar... 

Pero yo soy una tía de la calle y no es que sea puta, (que aún no me lo he planteado); sino que mi día a día es muy frenético, apenas paro en casa, sólo el momento de almorzar, cenar y meterme un ratito en Internet... El resto del día estoy de aquí para allá, en el hospital con las prácticas, en las clases que quedan, estudiando en alguna sala o biblio... Y me han sentado fatal estos cinco días allí... Así que, como buena Tauro chula y cabezota que soy, ayer pedí el alta voluntaria. Los médicos se cabrearon y me insistieron mucho para que me quedase, porque era la única forma de seguir con el tratamiento intravenoso, que es el más rápido y efectivo. Pero yo ya no soportaba más estar allí, era una taquicardia constante, nerviosismo, la tensión por las nubes, llorando a la mínima de cambio... Nanai. Le di pena al jefe de Otorrinolaringología. (Toma palabreja, joder. Pero me niego a escribir más "otorrino" en mi blog.) Me dijo que en condiciones normales se desentendería de mí, pues es lo que implica el pedir el alta voluntaria. Pero por lo visto le di pena (normal, tendríais que verme las ojeras...) y me hizo un recetario detallado con todo lo que me tengo que tomar. Eso sí, me advirtió que al interrumpir el tratamiento podría volver a perder audición (cosa que yo no sabía y que nadie antes me advirtió, sólo que era más efectivo...) y que si volvía diciendo que estaba peor, me tiraría por a ventana. 

Yo: "Pues no sé qué es peor, si quedarme sorda o que me tiren por la ventana..." 

Jefe de esos que no voy a nombrar más: ... No sabe qué decir y se queda callao. 

Stella WINS. Muajaja. 

Así que nada... Aquí estoy de nuevo en casa... Más tranquila y relajada, pero igual de floja y de medio sorda... Espero que se me pase con toooodas las pastillas que me estoy tomando y que me den pronto el resultado de la resonancia magnética que me hicieron el miércoles por la mañana. Qué chungas las resonancias, joder. Parecía Hannibal Lecter, con unas pocas de cosas alrededor de la cara y la cabeza para que no la moviese. Y venga ruidos en la máquina. Qué claustrofóbico. 

Y no sé qué más contar... Que me han ido a visitar muchos compis y mis amigos y se lo agradezco enormemente porque me alegraban el día, que me han regalado un peluche muy gracioso y un libro genial sobre las leyes de Murphy (del que ya he señalado alguna frase que ya comentaré por aquí...), que no veas la que hemos liado con la cama del hospital (modo Homer: cama arriba, cama abajo, cama arriba...) Y que todo esto me ha servido para darme cuenta de que me tengo que tomar la vida de otra forma y que desde ayer, lo estoy haciendo. Pienso pensar (??) más en mí misma, en mi salud... Cuidarme más, desde pequeños hábitos en la alimentación, hasta la forma de tomarme las cosas, pasando por un poco de ejercicio y yo qué sé, mil cosas que se me ocurren ahora para estar mejor... 

Una de ellas es este blog, que me hace sacar fuera todo lo que siento, ser yo misma y desahogarme... Y seguiré por aquí siempre que tenga tiempo, fuerzas y gente como vosotros que me leéis. Gracias de nuevo.

PD: Si alguien se ha quedado con alguna duda, que pregunte, que responderé encantada. Eso sí, nunca diré mi gran secreto de que llevo las bragas de corazones rosas.