Las cosas que me joden. Parte VI.

Me juego cualquier cosa (en cualquier cosa no entra ni mi pelo ni ninguno de mis miembros o apéndices) a que el tema de esta entrega os ha jodido alguna vez a todos los que me leéis. Hoy hablaremos de:

LOS (putos) SERVICIOS DE ATENCIÓN AL CLIENTE.

La cosa es bastante sencilla. Si alguna empresa, sea del tipo que sea, tiene problemas con algún cliente, le corta el chorro en menos que canta un gallo, ya estemos hablando de la línea telefónica, de la televisión por cable, del Círculo de Lectores o de lo que se os pase ahora mismo por la cabeza. Pero si por el contrario, es el cliente el que tiene un problema con el servicio... Que le eche tiempo y paciencia.

Primero te puedes encontrar con un contestador que te da numerosas instrucciones sobre lo que tienes que hacer pero que, curiosamente, ninguna se parece a lo que tú querías conseguir con tu llamada. Si llamas para intentar desactivar tu buzón de voz, te van a decir que grabes tu mensaje personal y no te dan otra opción posible. Vamos a ver, señores. Que lo quiero desactivar, que no me apetece grabar ahora mensaje ninguno, si lo que no quiero es que me salte el dichoso contestador... Y naaaada, que no hay manera, que por cojones acabas poniendo tu mejor voz y grabando algo así como:

"Ehmmm, este es el... contestador de Butterflied, ahora mismo no puedo atenderte... deja tu mensaje después de la señal..."


Y bueno, hasta ahí todo podría ir bien si no fuera porque luego tienes que escucharte a ti mismo con voz de gilipollas para confirmar que te gusta el mensaje que acabas de grabar y que quieres aceptarlo. Y te da tanta vergüenza que intentas hacerlo en un sitio donde puedas estar solo y nadie te vaya a escuchar, no vaya a ser que seas motivo de mofa durante la siguiente media hora...


Otra situación es la de pulsar en el teclado los numeritos oportunos según lo que quieras hacer. Que vale, hay veces que te pueden solucionar más o menos la jugada, pero ¿soy la única a la que las opciones que le ofrecen nunca casan con lo que quiere? ¿La que no sabe qué número pulsar y acaba siempre dándole al asterisco? ¿Por qué no hay una opción en la que diga "Si el contestador le tiene hasta los huevos, pulse almohadilla"? Y claro, como ahora nos modernizamos tanto, muchos servicios de atención al cliente en lugar de pedirte que pulses números, te pide que verbalices la opción que quieres. Y como aún nos queremos poner más modernos todavía, la sensibilidad del altavoz en cuestión es tan alta, que pasa un camión por tu lado y el contestador te suelta, sin anestesia ni nada:


"¡Vaya! No he podido entender lo que me quieres decir. Por favor, repítelo."


¿Pero qué me estás contando? ¡Si no me ha dado tiempo a decir nada! ¡Y encima me tutea! Y claro, sin saberlo, mientras tú gritas esto mirando al teléfono con cara de psicópata, has gastado la segunda oportunidad que el contestador te estaba dando, así que ahora lo que escuchas es:


"Sigo sin entenderte. Por favor, teclea tu opción en el teléfono..."


¡NOOOOOOOO! Otra vez vuelta a lo mismo... Ya no sabes si colgar, estrellar el teléfono contra la pared más cercana o tragarte de nuevo toda la retahila de opciones posibles sin encontrar la que se adapta a tu necesidad...


Pero claro, aquí no podía acabar la cosa. Hay veces que consigues hablar con una teleoperadora. O teleoperador, que ya no está la cosa tan monopolizada por el sector femenino en este trabajo... Y una se cree que hablar con alguien de carne y hueso va a ser más fructífero que hablarle a una máquina sin sentimientos, crees que esa persona por fin te va a entender, pero la tragedia no ha hecho más que comenzar y aquí no quiero que se me tache de nada porque no voy a criticar a la persona, sino a la poca comprensión y educación que a veces demuestran.


El teleoperador que está a otro lado de la línea, cada vez con más frecuencia, suele ser una persona de origen sudamericano. Y no es por el hecho de su procedencia en sí, es la suma del acento más la rapidez con la que hablan más el poco tiempo que te dejan para expresarte. Que hay veces que no hay quien los entienda, que la velocidad de sus palabras junto a la desesperación acumulada que uno lleva ya encima hace que en lugar de sentir que estás hablando con alguien que te podría entender perfectamente y solucionarte tu problema, sientas que estás hablando con un polaco o un japonés. Y lo vuelvo a decir, no me quiero cubrir de gloria con esto, cada uno se busca la vida como puede/quiere, pero joder... Que llamo para que alguien me atienda, no para frustrarme aún más porque no me da tiempo a enterarme de lo que me están diciendo ni para escuchar un discurso lleno de eses y palabras que no sé lo que significan ni para que me propongan veinte mil ofertas que no me interesan...


Porque esa es otra. Cuando estás hasta los mismísimos de un operador de telefonía y decides comenzar los trámites para cambiarte a otro, el primero en cuestión, al que vas a dejar, te llama varias veces ofreciéndote el oro y el moro si te quedas porque claro, curiosamente ahora que has decidido irte, eres un cliente fiel y hay ofertas que se adaptan perfectamente a tu consumo. ¿Me puede alguien decir dónde estaban esas ofertas antes? Porque por algo querría yo cambiarme, ¿no?


Y bueno, iba a terminar con ese gran universo que conforman las canciones de llamada en espera... Esas canciones que de tanto escucharlas, te descubres a ti mismo tarareándolas cuando te sientas en la taza del váter a hacer lo propio...


Por mi parte, he tenido hace poco un problema con una factura de Orange y les faltó el tiempo para cambiarme el tipo de contrato que tenía con ellos y reclamarme que subsanase el problema lo más rápido posible. Me dejaron un número de teléfono supuestamente gratuito al que podía llamar. ¿A vosotros os lo han cogido? Porque llevo una semana intentándolo y lo único que he conseguido ha sido amenizar con música mis visitas al baño...

Besos con marca.

PD: A BWii, AWii o como quieras llamarte, este blog es mío y me lo follo como quiero. Y si soy andaluza y pronuncio "bobesponja", es lo que hay. Reconozco que me hace cierta gracia el temita del anonimato y las bromas, pero hasta cierto punto, ¿ok?