8 de agosto de 2011

Entrada sin título.

Domingo 7 de Agosto de 2011.

Estoy sentada en el suelo de una estación junto a colillas, cáscaras de frutos secos y un señor negro que dormita como a cinco metros de mí. Hace calor, estamos en la primera semana de agosto, pero al menos estoy a la sombra y tengo casi un litro y medio de agua. No soy la única que está en el suelo. No es que los de este pueblo y yo gustemos de estar tirados por cualquier parte. Es que las puertas de la estación, tras cuyos cristales se aprecian numerosos asientos de los que seguramente daríamos buena cuenta, están cerradas. A cal y canto.

Desconozco por completo el motivo de esto. Ni siquiera tendría que estar aquí. A la hora a la que escribo esto suelo estar quitándome los zapatos al llegar a casa. Pero hoy, para volver a mi ciudad, a mi hogar, a unos cincuenta kilómetros de aquí, tengo que coger un autocar. Así todos los días hasta sabrá dios cuándo. Y todo por culpa de la ineficacia y la ineptitud de unos cuantos.

Ayer el coche me dejó tirada por tercera vez. Ya no fue en Huelva como las anteriores. Me falló en mitad de la autopista, en el kilómetro 107 de la A49, dato que dudo se me olvide en la vida. Me doy cuenta de que estoy ahora mismo donde estoy por culpa de otros y de que mi mal humor de hoy es la consecuencia de una cadena de fallos con los que no puedo hacer nada.

El "fallo mayor" es el tema del coche, que tras costarnos una plaquita electrónica y una batería nuevas por estar, supuestamente, defectuosas las anteriores, me ha vuelto a fallar, dándome esta vez muchos más errores y dejándome a mi suerte en plena autopista cuando iba de camino al trabajo, resacosa perdida y empalmando sin dormir desde el día anterior por haber llegado hacía nada a mi casa de las Colombinas. Y eso, habiéndolo sacado del taller oficial del concesionario hace escasas dos semanas. Genial.

El segundo fallo se lo atribuyo a la teleoperadora de la aseguradora que me atendió por teléfono cuando solicité ayuda. Me dijo que me mandaría un taxi al punto donde me encontraba para que me llevase a casa, ya que la grúa se llevaba el coche a la base de las grúas del pueblo más cercano. El que se llevó mi coche me dijo que me tendrían que haber mandado el taxi a dicha base y haberme ido con él, para que no tuviera que esperar sola en mitad de la nada. Pero ya habían dado la orden, así que estuve esperando casi dos horas a que viniesen a por mí. Tras el quitamiedos de un arcén. A pleno sol, sin nada con lo que cobijarme. Con la consiguiente insolación. Todo el sábado vomitando, con fiebre, escalofríos, mareos, dolores musculares... Un show.

Luego nos plantamos en la mañana de hoy para venir al trabajo. Cojo un bus urbano que me lleva a la estación de autocares. Para empezar, me encuentro con un montón de niñatos que han dejado las Colombinas hace nada. Digo niñatos porque a ver, todos hemos ido a la feria, hemos bebido y la hemos liado, pero ponerse a gritar, a insultar, a tirarse cosas y a molestar al resto de gente no me parece ni medio lógico. Menos a las 8 de la mañana. La tarde anterior había ido a mirar los horarios e itinerarios y uno de los inspectores me dijo que el autocar que tenía que coger me dejaría justo en la entrada del camping. Tal fue mi sorpresa cuando el autocar paró en la estación del pueblo y no en el camping que, cuando después de andar más de un kilómetro primero por un carril bici y luego por entre los pinos y matojos del arcén, llegué al camping, no pude aguantarme y empecé a llorar. Estaba cansada, nerviosa, triste, traía los pies llenos de mierda y seguía encontrándome mal del día anterior. Estaba sudando, ardiendo, era una estufa irradiando calor. Y necesitaba echarlo todo fuera así que lloré y lloré durante un buen rato mientras mis compañeros de la recepción intentaban consolarme.

A la vuelta a casa, tenía que coger un autocar a las tres y cuarto. Hora y cuarto después de acabar mi jornada. A esa hora estoy ya normalmente en casa poniendo la mesa, pero el almuerzo de hoy ha sido un bocata de salami en el supermercado del camping. Un compañero me ha acercado a la estación y aquí tenemos la cuarta ineficacia del día: la estación está cerrada. No es que no haya servicio de transportes, sino que el edificio está cerrado y no puedo acceder a Información, servicios, cafetería o a esos apetecibles bancos de los que hablaba al empezar a escribir. ¿Tanto supone mantener el sitio abierto y acondicionado para la espera de los viajeros en lugar de tenerlos a todos tirados por el suelo aunque sea domingo? Me juego lo que sea a que habrá gente del pueblo en el paro a la que le gustaría tener un trabajo y que estaría encantada de tener abierta la estación.

Si pienso que esto es lo que me espera cada día hasta que la "partía" de ineptos de la Citröen me den una solución, me pongo enferma. Así que mejor ni pensarlo y tomármelo como un motivo para caminar unos kilómetros cada día y ponerme un poco en forma. mis cojones, o me arreglan el coche ya o me ponen uno de cortesía o les meto fuego a todos ya


Así he terminado y empezado la semana. Entendéis ahora que esto, sumado a otras cosas, me tengan los ánimos del revés y me hagan llorar canciones como la de ayer.

Besos con marca.

10 comentarios:

  1. ¡Jo! ¡Es que hay semanas que no merece la pena ni levantarse! Pero... ¡tranquila! Todo cambia, todo gira... Espero que ya haya comenzado.

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  2. vaya día pues no me extraña que estés así de desanimada, la próxima vez un toyota yaris nunca fallan.. recupérate de tanta juerga.. un beso

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  3. Vaya mierda, espero que pronto te vaya mejor y te arreglen el coche ;)

    Besazos^^

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  4. Ánimooo!!
    Yo, como buena valenciana que soy apuesto por lo del fuego. xD

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  5. Ay niña. Te aseguro que se me ha echo un nudo en el estomago.
    Espero que lo que queda de semana te valla mejor.
    Besos

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  6. Pobrecita mía... Mucho ánimo! El mundo a veces se descuadra por completo, coño.
    besos

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  7. Joder, entiendo perfectamente que estés así, no es para menos... Y las ganas que tendrás de matarlos a todos lentamente... ufff...

    Bueno, mentalízate de que todo pasa... Y ésto también pasará.

    Un besito.

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  8. Pufff, si es que cuando la mala suerte llega parece que va una detrás de otra :S Al menos tus problemas tendrán una eventual solución. Tarde y temprano todo se resuelve :)
    Sólo puedo desearte mucho ánimo y que todo pase pronto.
    Besitos!!

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  9. PUTADA DE DÍA!!!!! :(

    Tengo una amiga que cuando le pasan cosas así, después, hace un día de "sólo-cosas-buenas"
    Yo lo he probado y va de narices, también le hice uno a mi tata y le encantó.

    Así que ya sabes dedícate un día y hazte tu comida preferida, sólo esucha tus canciones favoritas, haz lo que más te guste, disfruta de una buena peli, etc.

    Ánimus...

    Y sonríe que el mundo se acab mañana. ;-).

    Un abracín (como el pingüino de Joey)

    Ciao

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  10. pues si que fue un mal día, pero ya sabes que ahora eres más resistente...
    pasa a otra cosa ánimo

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